Los trastornos del sueño y la falta de sueño tienen una alta prevalencia en todo el mundo y las cifras aumentan cada año, lo que cuesta una fortuna a la sociedad.
Los Países Bajos muestran una prevalencia puntual del 32,1% en 2016. Los síntomas incluyen una mala calidad de sueño, sueño no reparador, despertares tempranos y dificultad para iniciar y mantener el sueño. Más importante, pero apenas reconocido por los profesionales de la salud y el público en general, son los peligros para la salud que las personas arriesgan al no obtener suficiente sueño de buena calidad.
Existe un mayor riesgo de diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedades coronarias (CHD), derrames cerebrales, trastornos mentales, incluyendo ansiedad y depresión, pero también demencia, supresión del sistema inmunológico y muerte por cáncer, derrames cerebrales y CHD. Un estudio relevante llevado a cabo por la Corporación RAND calculó que la privación del sueño cuesta 1,56-1,86% del PIB anual en Alemania y el Reino Unido, respectivamente, lo que representa entre 13 y 15 mil millones de euros al año en los Países Bajos y entre 50 y 60 mil millones de euros al año en Alemania y el Reino Unido.
Los cannabinoides del cannabis podrían ser la solución
Los investigadores, adscritos a la Universidad de Groningen (Países Bajos), creen que los valores prometedores de los productos de canabidiol de espectro completo (CBD) y de canabinol (CBN) pueden tener efectos neuroprotectores y sedantes calmantes en el sistema nervioso central y, por lo tanto, pueden ser alternativas seguras para los problemas de sueño.
Los investigadores holandeses están planificando un gran estudio de ensayo cruzado aleatorio y a doble ciego controlado por placebo en más de 300 personas en los Países Bajos que utilizan productos legales de cannabis del productor suizo de cannabis, Formula Swiss AG, en pacientes con síndrome de intestino irritable (SII) y dolor musculoesquelético debido a la artritis reumatoide (AR).
Este estudio permitirá comprender el beneficio potencial de los cannabinoides en el sueño al influir en los mecanismos subyacentes de la enfermedad, lo que también afecta positivamente a los síntomas de la enfermedad y, por lo tanto, a la calidad de vida. Un individuo que duerme en promedio menos de seis horas por noche tiene un riesgo de mortalidad un 13% más alto que alguien que duerme entre siete y nueve horas. Un individuo que duerme entre seis y siete horas por día sigue teniendo un riesgo de mortalidad un 7% más alto.
La mejora de la cantidad total de sueño y de la calidad del mismo no sólo reducirá una larga lista de problemas de salud, sino que también mejorará la calidad de vida, porque un buen sueño es una de las piedras angulares de la buena salud.
Otros análisis mostraron que si el tiempo total de sueño de las personas, que actualmente duermen menos de 6 horas por noche, se aumentara a 6-7 horas, los costos se reducirían al 1,10% - 1,60% del PIB, ahorrando así a la sociedad entre 2.170 y 3.850 millones de euros al año.
Abordar la privación de sueño reducirá drásticamente los costos de salud y laborales.
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