Desafiando el status quo: Detección de THC e impairment
En mi viaje de una década explorando las profundidades de la industria del cannabis, un tema que surge constantemente es la relación entre la presencia de THC en los fluidos corporales y el impairment real.
Una reciente revisión de literatura publicada en el Journal of AOAC International, liderada por investigadores de la Universidad de California en Davis, ofrece importantes conocimientos sobre este tema. El estudio afirma claramente que detectar THC o sus metabolitos en sangre, aliento, orina o saliva no predice con precisión el impairment conductual.
La ciencia detrás de los hallazgos
Los hallazgos, respaldados por grupos de seguridad vial como la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras y la Asociación Automovilística Estadounidense, desafían la base de las leyes per se de seguridad vial en varios estados.
Estas leyes criminalizan la conducción con niveles mínimos de THC, a pesar de la falta de correlación directa con el impairment. Como señalaron los investigadores, los métodos de prueba actuales pueden resultar en falsos positivos para uso reciente, dado la persistencia del THC mucho más allá de la ventana de impairment potencial tradicionalmente fijada en 3-4 horas después de la inhalación.
Implicaciones legales y conceptos erróneos
Las implicaciones de estos hallazgos son significativas, particularmente para estados con leyes per se que imponen límites en los niveles de THC para los conductores. Estos estándares, no basados en la ciencia, corren el riesgo de penalizar injustamente a conductores que no están impairmentados y que es posible que no hayan consumido cannabis recientemente. Esta discrepancia entre los estándares legales y la evidencia científica subraya la necesidad crítica de una reevaluación.
Visión personal
Al observar los hallazgos de la Universidad de California en Davis, es evidente que el marco legal actual para evaluar el impairment por cannabis está profundamente defectuoso. La desconexión entre la presencia de THC en los fluidos corporales y el impairment real no solo desafía la base de las leyes per se, sino que también destaca el problema más amplio de basar los estándares legales en suposiciones científicas desactualizadas o inexactas.
En mi experiencia, el camino a seguir requiere una comprensión matizada de los efectos del cannabis y una voluntad de adaptar nuestros sistemas legales para reflejar esta complejidad. Al adoptar enfoques alternativos que prioricen medidas precisas de impairment, podemos garantizar que nuestras leyes protejan la seguridad pública sin penalizar injustamente a las personas por comportamientos legalmente protegidos.